Avance del capítulo 2318 (martes, 12 de mayo): Raimundo pide a Francisca que acabe con su vida
Manuela acaba de despertar y todas intentan saber cómo cayó. Doña Begoña y Rosa temen su relato, pero la gobernanta les asegura que tropezó y fue la señora la que le socorrió.
D. Ignacio intenta esquivar las preguntas de Adolfo sobre J. Pierre, se remontan a un pasado que no quiere recordar y le aconseja centrarse en el presente y en el porvenir.
Doña Begoña se felicita por la amnesia de Manuela, aunque duda de su desmemoria, pero Rosa se alegra; confiesa apreciar a la enemiga de Doña Begoña que disimula su decepción.
D. Ignacio comparte con Pablo su desasosiego tras la charla con Adolfo y le cuenta que el francés es un sinvergüenza que sedujo a la marquesa y trató de robarla, pero descubrió sus intenciones y le obligó a marcharse. Le amenazó con demostrar que fue el asesino del marqués y J. Pierre puso tierra de por medio.
La marquesa no le ha perdonado y le culpa de su amor frustrado. Pablo está perplejo y deduce que, quizá el empresario, sintió algo por la marquesa, cosa que D. Ignacio no niega, pero prefirió protegerla de ese sinvergüenza, aunque su reputación quedará envenenada por las acusaciones de J. Pierre.
Pablo y D. Ignacio visitan a Manuela y comprueban que va mejorando, pero regresan a la fábrica ya que la falta de Urrutia y la dejadez de Ramón se notan.
Pablo y Carolina comunican a la familia que van a casarse, pero la noticia no es bien recibida. Doña Begoña y su marido, creen que son demasiado jóvenes.
Encarnación visita furtivamente a Manuela y ésta le confiesa que no cayó por accidente, sino que Doña Begoña la empujó.
Alicia trabaja en el ayuntamiento, escucha un ruido y empuña un abrecartas para intentar defenderse. Es Mauricio que viene a interrogarla, por si recuerda algo de su salvador y más tarde, Matías le pregunta por lo mismo.
La alcaldesa reitera su desconocimiento y comenta las dudas del capitán sobre su peligrosidad ya que estaba en el lugar del atentado y armado. Alicia oculta su verdadero temor, que sea Tomas y que de algún modo esté implicado.
Tomas se entera D. Ignacio ha evitado pronunciarse sobre J. Pierre, pero los hermanos saben que oculta algo. La marquesa quiere evitar que su amante regrese a Paris, quiere vivir una segunda oportunidad, pero él se excusa y culpa a Solozábal, convencido que intentará impedirlo.
Doña Isabel confía en que ahora son parientes y puede hacerle entender que la muerte de su esposo fue, en realidad, un accidente, pero el francés calla y oculta sus verdaderas intenciones.
Francisca detecta cierta tristeza en Raimundo y al preguntárselo, el de Ulloa manifiesta su deseo de morir y dejar de ser una carga.